Entre los años 600 y 1100, la civilización Huari abarcó casi todo el actual territorio peruano. Los arqueólogos buscan entender el origen del gran poder que poseyó
Sin el imperio Huari los incas no hubieran sido la gran civilización que ha marcado un hito en la historia de de toda la humanidad. Esta afirmación, que para muchos puede ser exagerada, ha sido corroborada en los últimos años por arqueólogos peruanos y extranjeros. Sus acuciosas investigaciones se ven reflejadas en el libro “Señores de los imperios del sol” y en la exposición que desde hace unos días está abierto al público en la Casa Chacón, en la Plaza de Armas de Ayacucho.
En el libro se busca conocer mejor dos grandes civilizaciones preincas, la Tiahuanaco y la Huari. En el caso de esta última, se explica cómo logró un imperio comparable con el de Alejandro Magno no solo con guerras, sino mediante complejos sistemas de matrimonios, rituales comunes y la construcción de una identidad política.
Krzysztof Makowski, decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la PUCP y autor principal del libro editado por el Banco de Crédito, incluso va más allá y asegura que no es difícil pensar en que varios de estos antiguos peruanos hablaban más de un idioma, y que el quechua cumplía la función que la lengua inglesa cumple en el mundo de hoy, en una especie de diplomacia precolombina.
¿Y por qué son valiosas estas investigaciones? Para Makowski, cuyos últimos trabajos de campo dan argumentos para asegurar que el imperio Huari se extendió hasta Moquegua, Cajamarca y Huarmey, se pretende conocer cómo las grandes sociedades manejaban el poder. El objetivo se busca con estudios arqueológicos y no con las crónicas de Indias, únicas fuentes históricas de las que se puede echar mano. En ellas, indica, el mundo precolombino es visto desde el punto de vista europeo y para ilustrarlo recuerda que un cronista equiparó el santuario de Pachacamac a una mezquita musulmana.
“Toda doctrina prehispánica política tiene su fundamento en la religión”, nos dice Makowski en clave de sentencia. “Si no entendemos la relación entre religión e identidad suprema de nuestros antepasados, poco podremos conocer por qué tomaron decisiones en el ámbito político”, agrega y recuerda que las investigaciones del libro echan mano de la arquitectura, los tejidos, las cerámicas y otros objetos para que los huaris dejen de ser un enigma.
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