domingo, 2 de octubre de 2011

ISLA DE PASCUA: UN ETERNO E INSONDABLE MISTERIO

Hasta el momento el enigma de Isla de Pascua y sus "Moais" sigue latente. Pascuenses celosos de su cultura ancestral viven con sencillez, tratando de mantener incólume sus bailes, costumbres, leyendas y lenguaje.

Ellos tampoco tienen claro del origen de las colosales estatuas de piedra o Moais que hoy están parcialmente derribadas, destruidas o enterradas, ni por qué motivo sus recursos naturales fueron sobreexplotados. Hay varios arqueólogos de prestigio que han fundamentado diferentes teorías para explicar el misterio.

La arqueóloga Karina Croucher, de la Universidad de Manchester, ha sido una de las que estudió profundamente el motivo del final que sufrió la civilización de los Moais.
Ella denunció que durante mucho tiempo los antepasados de los pascuenses han sido injustamente acusados de ser culpables de los desastres ocurridos, y señaló: “Los verdaderos culpables del desastre fueron los primeros navegantes forasteros europeos, en el mismo momento en que llegó el primer barco a la Isla de Pascua”, según el medio informativo Deguate.

Cuando llegó el holandés Jacob Roggeveen, agregó, el 5 de Abril de 1722, día de pascua de resurrección, comenzó la decadencia. Los visitantes europeos trajeron enfermedades y plagas, y se llevaron a muchos isleños como esclavos, lo que terminó con la trágica desaparición de la población y con la pérdida de una parte de su cultura.

Isla de Pascua también es llamada Te Pito o Te Henua, Ombligo del mundo, el ojo que ve el cielo, Rapa-Nui. "Estas personas debieron tener una cultura sofisticada y exitosa, hasta que llegaron los occidentales. Ya es hora de reconocerlo", denuncia la arqueóloga.



“Si se observa atentamente el paisaje, arte, volcanes y estatuas que adornan la Isla, se puede rehacer el perfil de los isleños”. Ella afirma que las figuras talladas de aves, criaturas marinas, canoas y seres humanos, imitan perfectamente las características naturales visibles en el entorno y muestran una compleja emulación del medio, por lo tanto ellos no realizaron actos de vandalismos a sus propios monumentos. La decadencia cultural se debe al contacto con los occidentales.

Existen muy pocas pruebas arqueológicas que apoyen la versión que en la isla se desencadenó una guerra interna, que pudo llevarlos al colapso social, afirma la arqueóloga.

No opina lo mismo el arqueólogo y explorador de renombre mundial Thor Heyerdahl quien, en su libro AKU-AKU páginas 145 - 148 relata que los dos pueblos que habitaban la isla, “orejas largas” y los “orejas cortas”, convivían pacíficamente hasta que, por asuntos de envidia libraron una cruenta batalla. Los orejas cortas exterminaron a los orejas largas, perdonándoles la vida tan sólo a tres de ellos. Estas batallas pudieron haber influenciado en el deterioro de su acervo cultural,

Heyerdahl vivió en la isla cerca de un año, acompañado por otros investigadores y recopiló sus investigaciones en el libro mencionado.

Existe otra versión sobre la historia de la isla. Es la que afirma el arqueólogo José Miguel Ramirez, Director del Centro de Estudios de Isla de Pascua de la Universidad de Valparaíso, Chile, informó La Nación.

La tradición oral cuenta que hace cerca de mil años llegó a Pascua un grupo de isleños, liderado por Hotu Matu’a provenientes del sudeste asiático. Se instalaron y desarrollaron una nueva sociedad. Al poco tiempo se produjo un deterioro ambiental porque talaron excesivamente los bosques. Sin bosques no se pudo seguir con la construcción de Moais, y no pudieron regresar desde la isla por falta de madera para fabricar sus canoas, dijo el arqueólogo Ramirez, y agregó:

En estas condiciones, los pascuenses debieron reinventar su cultura para sobrevivir en el aislamiento. Les costó un arduo trabajo readaptarse a las nuevas circunstancias.

Durante el siglo XIX, la historia de la isla de Pascua cambió. Los ataques de 1862 contra la isla para capturar pascuenses y convertirlos en esclavos, redujeron drásticamente la población. Unos pocos isleños sobrevivieron a la esclavitud y fueron devueltos a la Isla, pero trajeron con ellos la viruela y otras enfermedades. Después de varios cientos de pascuenses fueron capturados y llevados a trabajar en las plantaciones de azúcar de Tahití y en las guaneras del Perú, hasta que en 1877, sólo quedaban 110 personas.

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